Las llamas en la tierra de la salvación

Por Luis Puertos

Tiempo de lectura: 6 minutos

El mundo entero parece que se hace de la vista gorda cuando del tema de Palestina se trata, desde temas de geopolítica hasta terrorismo se han visto involucrados, hay tanto en este conflicto que muchos dicen no entender qué está pasando en estos territorios de Medio Oriente. Pero si debemos decirlo, pareciera que hay quienes se empeñan por hacer parecer que esto es un tema tan complicado que es mejor pensar en cosas como el inicio de los juegos olímpicos.

En este texto intentaremos abordar el tema desde los orígenes de esta confrontación, es inevitable no hablar de política o los enfrentamientos políticos, pero hay algo que casi siempre dejamos de lado y que se vuelve un eje fundamental para comprender el hilo húmedo en gasolina que ha llevado la llama de la guerra en esta zona tan importante para tres de las más grandes religiones en el mundo. 

“Una nación […] es un grupo de personas unidas por un error compartido sobre su ascendencia y un desagrado compartido por sus vecinos” Karl Deutsch,1969[1]

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Precisamente para hablar de Israel como aparición en los mapas internacionales, debemos remontarnos a los años 30’s del siglo pasado, Austria, Checoslovaquia y Polonia fueron los primeros países en sucumbir al avance de una Alemania que aspiraba a retomar el poder de imperio alemán que Hitler les había dicho que fueron, pero hubo un impacto que todos notaron inmediatamente, los judíos eran ubicados, asesinados en muchos casos, o simplemente obligados a salir de donde estaban al exilio debido a toda la violencia que Alemania y su gente propiciaba hacia ellos. Pero también en Medio Oriente se vivió una diáspora de armenios que llevo a cabo el entonces Imperio Otomano[2], esto entre 1915 y 1922, un imperio que busco ser homogéneo y con solo musulmanes otomanos, eliminando cristianos, griegos y que se conoce como el genocidio armenio, lo que llevo a que al finalizar la Primera Guerra mundial, Palestina[3], uno de los principales territorios otomanos, quedara en manos británicas, aunque desde 1917 la “Declaración de Balfour”, en la que expresaba apoyo al “establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío”. Las reivindicaciones árabes a favor de la independencia y la resistencia a la inmigración judía desembocaron en una rebelión en 1937, tras la cual ambas partes recurrieron una y otra vez al terrorismo y la violencia. Sentando las bases de un conflicto que escalo en violencia y muerte a partir de este momento. Para 1948, los británicos decidieron retirarse dejando el problema en manos de la ONU (pues era un territorio bajo mandato internacional) y la ONU acordó el reparto del Mandato Británico en dos Estados, uno judío y otro árabe, aproximadamente iguales en extensión, según resolución 181 de la Asamblea General de 1947.

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De aquí debemos hacer la primera parada para ver que iniciamos con un pueblo que se justifica diciendo haber sido sobreviviente de un holocausto que los alemanes realizaron en su contra y una zona que no solo recibió a armenios después de terminada la Primera Guerra Mundial, sino que principalmente tiene musulmanes descendientes de lo que fue el imperio otomano, que aún cargan con el sentido de ser un lugar independiente donde nunca se estuvo de acuerdo de que su gente dejara sus casas para otros que serían un estado nuevo surgido, intentando no sonar cruel, por lástima a lo que estos sufrieron durante el conflicto bélico en Europa.

A partir de este momento histórico presenciamos el inicio de los conflictos árabe-israelíes cuando estos Estados quedan independientes, pero debemos entender que éstos Estados recurren a su cultura para crear sentimientos de nacionalismo propios en cada uno de los frentes ideológicos, tal como John Stuart en 1881:

“Una parte del género humano puede decirse que construye su nacionalidad si está unida entre sí por afinidades comunes, que no existen con otras, que los hacen cooperar entre si que, con otra gente, desear estar bajo el mismo gobierno y desear que sea exclusivamente el gobierno de ellos o de una parte de ellos.”[4]

Fuego Rojo Y Naranja

Si bien ambos se escudan en que solo buscan hacer oficial su territorio y su soberanía, esto mismo llevo a que ambos Estados iniciaran los ataques por expulsar a los que consideran ocupantes de un territorio propio de cada uno de los lados. Cabe destacar que, hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, la reivindicación nacional palestina convivió en conflicto con la tendencia política baathista[5] que reivindicaba a Palestina como la parte sur de la Gran Siria. Pero si ponemos en contexto las aspiraciones que Israel ha demostrado, no va por un camino muy distinto, bajo la bandera del judaísmo se han tomado libertades de anexión de territorio que según algunos tratados internacionales no debió cruzar.

Desde la Guerra de los Seis Días, hasta la última Intifada de 2015, la disputa sigue siendo la de crear un solo estado soberano donde existen dos, pero a costa de la gente de uno de estos, muchos palestinos han salido de su tierra con las llaves de sus casas simplemente por la esperanza de volver.

Ambas partes tienen sus matices supremacistas, donde podemos denotar que el odio al otro existe solo gracias a la idealización de hacer lo justo, como dijimos al inicio, el texto busca explicar lo que ocurre en esta parte del mundo desde lo cultural, aunque posiblemente debamos hablar en una entrega más otros aspectos que hemos dejado fuera.

Referencias


  • [5] Baathismo es una ideología nacionalista árabe, socialista árabe y panárabe que promueve el desarrollo y creación de una nación árabe a través del liderazgo de un partido vanguardista sobre un estado progresista revolucionario.

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. copernicobp dice:

    Cuando en un texto encontramos poesía como en este caso :» se vuelve un eje fundamental para comprender el hilo húmedo en gasolina que ha llevado la llama de la guerra en esta zona tan importante para tres de las más grandes religiones en el mundo.», sabemos que el artículo va a tener gran recordación por su contenido y por el tratamiento que le dan al tema Felicitaciones
    Will

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  2. Raúl Granados dice:

    Muy buen artículo. Aunque me parece que resulta arriesgado aseverar que ha habido uso del «terrorismo» por ambas partes, ya que este es un concepto ambiguo y por ende endeble en términos políticos. Asimismo, es importante destacar que los nacionalismos no son malos per se, sino depende del contexto en que se radicalizan y se vuelven violentos, pero no hay que criminalizar el sentimiento nacionalista que, muchas veces, permite la cohesión social de un pueblo. Por otra parte, sería importante mencionar, quizás en otras entregas como el autor se refiere, a los aspectos culturales. Es decir, desmenuzar los elementos ideológico-históricos, religiosos, de pertenencia y geopolíticos, ahondando en la importancia que representa el territorio para ambas partes, pues no es mera necedad de ellos, es una cuestión de identificación y apropiación territorial basada en los simbolismos que implica tanto para Israel como para Palestina.

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  3. Thania Villa Ruiz dice:

    Para mí explica de forma muy fácil y entendible la problematica tomando en cuenta que nosé mucho de historia y ese tipo de conflictos son difíciles de entender o aveces se explican con términos que no se a que se refieren.

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