Lucio creía que cuando a las ratas se les brindaba una amistad, éstas serían recíprocas. Sólo alimentaba a una gran rata de cañería. Más y más internos llegaban a las guardias, entre ellas Maxima, muy buena en lo que hacía, siempre a tiempo. Su segundo nombre era puntualidad. También Morgana, esta última era la que más destacaba. Inclusive, fue Rorro en su momento, muy admirador de ella, dándole el reconocimiento que se merecía. Ella habría de detestarlo porque fue a ella, a quien le mordió la mano, esa que fue buena con él. Finalmente estaba Jazmín. Ella era como un remolino, a todos veía, de todos se preocupaba, de los enfermos se encargaba, de las ratas pendejas también.
Etiqueta: Fernando Miranda
Domingo
Mi abuelo carga su San Martín Caballero, pero antes de ponerlo en la mesilla, se roba un trozo de alfalfa del prójimo. Hasta en los buenos actos hay algo de maldad implícita… Cuando acaba el día se recoge a San Martín Caballero, se tira la alfalfa al suelo, se persigna, se agradece y se va para la cartera para el día martes.
Martes
Era martes, un clima que confunde hasta las tórtolas y las hace morir por tanto pensar en sí ya dormirse o andar en vuelo, mientras tanto yo me dormí en el puesto. Me vigilaban desde muy temprano, y sé esto porque cuando la combi la dejé en su lugar de estacionamiento, desde la ventana de arriba la mirada se clavaba en mi espalda; temblaba de frío, más no de nervio. De Viviana yo me había escapado, y aunque me dolía no haber quedado con ella, tenía que seguir con mi camino. Ella era linda, pero tanta lindura cansa.
Lunes
Detesto muchas cosas en esta vida, entre ello los días lunes. ¿Quién no detesta los lunes? Para mí son los días en que ni desayunar puedo, y no porque no quiera, sino porque la cruda moral es fuerte, las lágrimas le raspan haciendo llagas en mis mejillas, llegando a mi boca sabiendo amargas.
Viernes
Es viernes, señores, de muchos golpes de pecho, para que después se coman a la hija del que vende patas de puerco: porque se ve que ya perdió, que ya hasta dejada está, que ni hijos puede tener. Gente con educación religiosa, pero con cero empatía y moral; han de creer que esta última solo sirve para dar moras.
Infiernito
Los lugares se quedan, las vidas se derraman como la cera en las velas de una triste habitación a obscuras, juntándose las tragedias en un minuto que nadie va a contar bien, porque se volverá la comidilla, chisme, y también chascarrillos sin lugar oportuno.
Un estambre por dentro de mí
Tengo un estambre adentro,
Acá donde mis latidos salen,
También donde la comida pasa y donde la sangre corre,
Dentro de su casa tengo un maldito estambre y ese estambre juega con mis órganos,
Conmigo.
Pizza caliente
Tengo un problema muy grande, me desagrada la pizza como me desagrada tener los bolsillos vacíos. Últimamente no hay mucha plata, pero también últimamente vivo y con tu compañía, no sólo a cartas, sino también porque te llevo en el pecho, en el corazón, en el pensamiento y en mi pluma que te hace los versos más lindos que me pueda imaginar.
Picando papas
Las papas se tienen que lavar antes de pelar o cortar, las limpio con tela para que no se resbale con el cuchillo; me dan ganas de cortarme tus palabras que arrastró en la piel y de matar las ganas de buscarte. Hay que cortarlas en cuadritos, en pequeños cuadritos donde ponga tu foto y quepas solamente tú, ni yo, ni tu manía de querer siempre estar y no estar a la vez. Son cuatro papas a picar para hacer mi comida, para ver si esta vez me asfixio con un poco de ellas.