CUANDO LOS MUERTOS VUELVEN A LA VIDA: FENÓMENO DE LÁZARO

Por: Jessica Guzmán

Cartagena, Colombia, 2021: una mujer de 79 años ingresa a urgencias por cuadro de 5 días de picos febriles, astenia, adinamia y disnea. Después de evaluación clínica y paraclínica se diagnostica infección por SARS-CoV-2, sobreinfección bacteriana y posterior choque séptico de origen pulmonar, además de lesión renal aguda asociada, debido a lo anterior se decide su traslado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), en donde presenta evolución tórpida; y al séptimo día se evidencia bradicardia extrema que progresa a asistolia, por lo que se inician maniobras de RCP.

Tras 10 minutos de reanimación se indica un tercer medicamento ionotrópico en infusión. Pasados 15 minutos del estado posreanimación, la paciente torna en aparición de ritmos de paro no desfibrilables, requirió nuevamente RCP. Tras 40 minutos de asistencia y en ritmo final de asistolia, cesan las maniobras y se declara el fallecimiento.

Siguiendo las normas de manejo de cadáveres por COVID-19, no se deben retirar catéteres, sondas ni “tubos” que puedan contener fluidos, por lo que la paciente continuaba con accesos vasculares, tubo orotraqueal y sonda vesical.


Habían transcurrido ya 20 minutos de declarado el deceso, el personal esperaba las sábanas para amortajar, cuando de repente la paciente recuperó pulso y evidenció expansión torácica espontánea… ¡Nuevamente estaba viva!


Rápidamente, la monitorizaron, evidenciando frecuencia cardiaca de 100 latidos por minuto, presión arterial de 123/84mmHg, saturación de oxígeno de 97% y adecuado acople al ventilador.


Aunque desafortunadamente 21 días después de este suceso la paciente falleció por síndrome de falla orgánica múltiple, se convirtió en uno de los casos anecdóticos reportados a nivel mundial de “Fenómeno de Lázaro”.


Este síndrome inusual y de difícil explicación fisiopatológica se define cómo el retorno espontáneo de la circulación en ausencia de cualquier técnica de soporte vital o tras el cese de las maniobras de RCP. Esto es, los pacientes que son declarados muertos tras la reanimación, experimentan un retorno improvisado de la actividad cardiaca y “vuelven a la vida”.

El fenómeno fue reportado por primera vez en la literatura en 1982, y nombrado en 1993 por el profesor del Departamento de Anestesiología de la Universidad de South Florida, Jack G. Bray, para referirse al caso de un paciente que recuperó el pulso 5 minutos después de haber cesado las maniobras de RCP. Su nombre proviene de la palabra “Eleazaros” que significa en hebreo “Dios ha ayudado”, haciendo alusión al milagro descrito en el Evangelio en el que Jesús resucitó a Lázaro cuatro días después de su muerte.

Aunque es un síndrome poco conocido que puede ser desconcertante para quien provee la atención médica, es más frecuente de lo que se cree. En las últimas décadas tanto la literatura médica, como medios de comunicación, han dejado en manifiesto más de 60 casos de este fenómeno de “autorresucitación”. La baja publicación científica de casos clínicos puede estar asociada a temores del personal de salud relacionados con acciones ético-legales, incredulidad del resto del personal asistencial ante lo ocurrido y descrédito profesional.

En una encuesta realizada en un hospital de Francia en marzo de 2013, ninguno de los médicos de emergencias conocía el término ‘Síndrome de Lázaro’, aunque la mayoría sabían de la existencia de la autorresucitación. De los médicos que conocían el término, el 54% era por haberlo observado en alguna ocasión, el 31% por haber escuchado la experiencia por algún compañero y 4% por su propia formación.

La mayoría de los casos descritos, son intrahospitalarios, y más concretamente en los Servicios de Anestesiología y Cuidados Intensivos, esto podría explicarse por el hecho de que la respuesta ante una parada cardiorrespiratoria es más rápida y eficaz que en otros contextos.

El mecanismo exacto que produce el retorno tardío de la circulación aún es desconocido, se considera incluso que sea multifactorial. Dentro de las diversas teorías planteadas se encuentran:

  1. La acumulación de presión positiva en el pecho como parte de la reanimación cardiopulmonar, lo que provocaría un obstáculo en el retorno venoso, acentuado por la hipovolemia. Al detener la ventilación, se facilita un estímulo cardíaco que permite la reexpansión del corazón, activando espontáneamente la actividad eléctrica cardiaca.
  2. Acidosis y trastornos hidroelectrolíticos, principalmente hiperkalemia (exceso de potasio en la sangre), pues al persistir el potasio intracelular provoca que el miocardio se retraiga durante largos periodos.
  3. Asistolia temporal transitoria después de una maniobra de desfibrilación.
  4. Acción farmacológica retardada o por altas dosis de medicamentos usados durante RCP, como la adrenalina.
  5. Hiperinsuflación dinámica de los pulmones debido al exceso de volúmenes corrientes o aumento rápido de la presión positiva sin tiempo adecuado para la exhalación en la ventilación artificial generando afectación hemodinámica. Es decir, el aumento de la presión intratorácica puede haber conducido a atrapamiento aéreo con elevación de la presión al final de la espiración conocida como auto-PEEP que llevó a una impudencia significativa al retorno venoso, afectando el gasto cardiaco, llevándolo a la “parada cardíaca”.
  6. Un fenómeno de embolización coronaria por placas de ateroma, que se liberan espontáneamente, permitiendo la recirculación.
  7. Recuperación espontánea del miocardio después de un evento isquémico.
  8. Reflejo óculo- cardíaco.

En cuanto al intervalo desde el cese de RCP hasta el retorno de circulación espontánea, una revisión sistemática refiere que varió entre algunos segundos a máximo 33 minutos; sin embargo, existen al menos 2 casos descritos de pacientes encontrados vivos en la morgue.
No existe evidencia que relacione la patología de base del paciente con la aparición del fenómeno de Lázaro.

Es importante que principalmente el personal de salud conozca este fenómeno, sugiriéndoles que en ningún caso la muerte sea certificada tras el cese inmediato de RCP y que mantengan monitorización hemodinámica no invasiva por al menos 10 minutos para comprobar la persistencia de asistolia previo a certificar la defunción; asimismo corroborar ausencia de funciones hemisféricas y del tallo cerebral.

¿Te imaginas ser declarado muerto y despertar en la morgue?…

Referencias:

  • Martínez-Avila MC, Almanza-Hurtado A, Trespalacios-Sierra A, Rodriguez-Yañez T, Dueñas-Castell C. Lazarus Phenomenon: Return of Spontaneous Circulation After Cessation of Prolonged Cardiopulmonary Resuscitation in a Patient With COVID-19. Revista de Ciencias Biomédicas. 2021;10(3):207-12.
  • Ortega-Tamez LC. Síndrome de Lázaro (autorresucitación). Evidencia medica e Investigaciones en Salud. 2013;6(2):39-40.
  • Blanco.Miguel S. Síndrome de Lázaro y su relación con las maniobras de RCP y la capnografía. Tesis de grado. Valladolid, España. Universidad de Valladolid. 2018.
  • Romero S. El extraño síndrome de Lázaro. Muy Interesante. 2017
  • Villarejo-Aguilar L. El regreso a la vida tras la muerte clínica: el fenómeno de Lázaro. SEEUE. 2011;22:1-3.
  • Cordellat A. Fenómeno Lázaro, “resucitar” tras ser declarado muerto [internet]. 2017 [consultado 25 Oct 2012]. Disponible en: https://www.webconsultas.com/curiosidades/fenomeno-lazaro-resucitar-tras-ser-declarado-muerto
Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s