Por Thania Villa Ruiz
Tiempo de lectura: 3 minutos
Cada minuto, segundo, en realidad, pasa por mi mente que no fui más que una moda para ti, un objeto que perdió su uso… qué más da, ya ha pasado más de un año.
Recuerdo que una vez te dije que esto duraría. Creíste que debí de entenderlo, no sé qué paso, me fui de tu vida aunque tú de la mía no del todo, un día sé de ti y dos más estás ausente, de lejos te veo, a veces me saludas y otras solo me miras.
Mi amor nunca tuvo fin, pero sí un principio no tan limpio. Nunca fui la lluvia que necesitabas para limpiar tu alma, ni la noche para arrullar tus sueños. Se apagaron tus ojos ante mí, o quizás eran los míos, no entiendo la diferencia; quisiera solo un día más de felicidad, aunque eso no pasará, ni en mis sueños… siempre tengo la esperanza. He juntado todas las velas y apagué los latidos.
A veces ni siquiera puedo ver mi propio reflejo, como si mi cuerpo no me perteneciera. Vivo sin sentir, atrapada en esta caja llena de recuerdos. Te dibujo en cada centímetro disponible, pero ¿quién soy? …
En medio de la nada, sola, vacío, los ruidos son tan fuertes que solo busco el silencio con el medio de encontrar la soledad. Mi sangre corre, no sé cuánto tardará, solo pide ejercicio para sentir paz; sin embargo, no necesito impermeable, la lluvia ya no me mojará más; quizá será mejor salir del laberinto llamado falso amor, aún sabiendo que no lo necesito.
Quisiera terminar de beber todas tus palabras, quizá sea la mejor resaca para encontrar la salida de lo que huyo cada vez más. Camino por un callejón sin salida donde intento salir sin pasar junto a ti, con una alarma que llevo dentro de mi corazón, la cual siempre falla cuando más la necesito, necesito de ti, de tu letanía, de tu distancia.

Me bañé de tristeza hasta que no pude dejarla fuera de mí, esas horas felices parecía un chiste, como una estrella fugaz, no obstante, yo te buscaba como una droga, te vi feliz muy lejos donde dijimos estar siempre.
Debo olvidar todo, lo sé y lo lograré con un millón de frases inundando mi tiempo, no conozco qué es la libertad, ni siquiera sé que es. No creo que eso importe a estas alturas, no tengo nada más que la sombra de lo que era y no seré más, estoy peor que… qué más da decirlo, apesto o estoy loca, ambas cosas podrían quedarme.
Sin mí no sé que soy, dime tú qué debería ser, como se puede ser feliz sin poder hablar, cómo estar completo estando vacío. A veces necesito a quien me diga qué hacer. Olvido el respirar, aunque un cambio quizá sea lo más apropiado para un poco de felicidad y merecer amor.
Soy feliz, te lo puedo asegurar y a mi alrededor todos te lo dirán como cuando te conocí. La diferencia es la que causa el dolor, me parece algo normal y se irá disipando poco a poco. Quizás una bala hubiera sido más rápido, lo que sí es que ya no seré más.
Me encantó, creo que es un artículo, que no solo te cultiva, sino te mueve el alma, las emociones y los recuerdos… excelente.
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De esa poesía que lees una y otra vez porque te mueve el piso, la mente y el corazón.
Muy interesante
William
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