Por Alejandro Lira
Tiempo de lectura: 3 minutos
Es común que todos en algún momento hayamos sentido incomodidad por percibir o mostrar sensación de tener mal aliento. Es un sentimiento de desagrado y que a más de uno puede hacer sentir avergonzado y en serios aprietos. En efecto, la halitosis o comúnmente llamada mal aliento, es un olor desagradable procedente del aliento de una persona; es un problema social asociado con frecuencia a una deficiente higiene oral o a enfermedades de la cavidad bucal en el mejor de los casos. Desafortunadamente puede representar algo más severo, que indique una condición o enfermedad sistémica que requiera de un diagnóstico y tratamiento médico oportuno y específico.
Realmente es un campo poco conocido y dejado a un lado en muchos casos por médicos y odontólogos, y que, si no se da el tratamiento adecuado, puede generar complicaciones y avance de enfermedades e implicar en compras y servicios innecesarios de productos y aditamentos de higiene oral. Un estudio publicado en 1998 por el J. Otolaryngol, indica que el 58% de las personas con mal aliento son informados por otros, 24% lo han notado ellos mismos también y un 18% solo lo notan ellos. El nivel de mal aliento es más alto usualmente entre varones.

El aliento puede variar en diversas circunstancias:
- Momento del día: Teniendo relación inversa con el flujo de saliva y que disminuye durante la noche.
- Día del mes: Puede empeorar días antes y días después de la menstruación.
- El aliento es más desagradable al empezar a hablar.
Ahora bien ¿cómo se produce el mal aliento?, ¿de dónde se origina? El mal olor procedente de la boca se relaciona con la densidad y características de las bacterias presentes en la lengua y en la cavidad bucal, siendo los principales patógenos los causantes de la gingivitis y enfermedad periodontal (de las encías). Se ha propuesto una clasificación sencilla del mal aliento de acuerdo al tratamiento que precisa, incluyendo:
- Halitosis verdadera (mal aliento verdadero): Se da por factores orales sin ser característicos necesariamente de una enfermedad. Por ejemplo:
- Aliento matutino: Por el bajo flujo salival durante la noche.
- Edad: En los adultos mayores, la calidad y cantidad de saliva disminuye incluso con buena higiene oral.
- Prótesis dentales y ortodoncia: Pueden acumular restos de comida, por tal motivo deben limpiarse correcta y constantemente.
- Tabaquismo: Al fumar se crea un aliento característico que puede durar más de un día después de fumar.
- Hambre: El ayuno prolongado puede causar mal aliento.

- Mal aliento asociado a enfermedades:
- Enfermedad de las encías, higiene oral deficiente, caries, cálculo y partículas de comida que permiten el crecimiento bacteriano.
- Cambio en la flora bacteriana de la boca: Por candidiasis en pacientes con infección por VIH, cáncer, diabetes y uso crónico de antibióticos.
- Infecciones virales, bacterianas o fúngicas faríngeas y bucales.
- Causas nasales y paranasales, sinusitis.
- Enfermedades digestivas: Personas con gastritis, esofagitis, úlcera péptica y reflujo pueden tener aliento fétido.
- Enfermedades sistémicas:
- Diabetes mal controlada: Produce un aliento dulce y afrutado.
- Insuficiencia renal: Muestra un olor característico a orina o amoniaco.
- Discrasias sanguíneas: Como leucemia o anemia, producen olor a sangre coagulada.

- Origen Psiquiátrico:
- Mal aliento psicosomático en el cual la persona percibe mal olor en su aliento que los demás no detectan, originado principalmente en personas con tendencia a autocritica y con dificultad de exponer sus emociones.
- Halitofobia: Miedo exagerado a sufrir mal aliento, evitando contacto y actos sociales, preocupados por el aliento continuamente mediante el uso excesivo y exagerado de goma de mascar y caramelos.
Es importante considerar el mal aliento como un problema médico-social, muchas veces asociado a una higiene oral deficiente y en ocasiones como manifestación de enfermedades a otros niveles. Es recomendable propiciar buenos hábitos de higiene como el cepillado correcto de dientes y lengua, uso de hilo dental, así como visitas frecuentes al médico y odontólogo para un diagnóstico, prevención y tratamiento específico.
Referencias
- Fernández J., Rosanes R., Halitosis: diagnóstico y tratamiento en Atención Primaria. MEDIFAM 2002; 12 (1): 46-57.
- Ben-Aryeh H, Horowitz G, Nir D, Laufer D. Halitosis: an interdisciplinary approach. Am J Otolaryngol 1998; 19 (1): 8-11.
que agradable articulo sobre los malos olores bucales. tan interesante que al igual que los post de Instagram hay que guardarlo y compartirlo.
Me gustaMe gusta