El pecado de mi piel

Por Antonio Rivera

Tiempo de lectura: 3 minutos

La sociedad mexicana siempre ha sido tan diversa desde la colonización, donde una sociedad mestiza ha permeado en la falsa excusa “¿Cómo vamos a ser racistas? Si somos mexicanos y somos bien chingones” sin embargo, es esta misma diversidad racial que permeó desde la colonización española en tierras mexicas ha mantenido una dinámica de poder donde el tono de piel es tu única arma; así es, así funciona la pigmentocracia.

De una breve historia de la pigmentocracia, encontramos que el término fue acuñado a mediados del Siglo XX por el antropólogo Chileno Alejandro Lipschütz para explicar la estratificación social en las colonias españolas de América Latina y desde ahí, México se ha negado de ser racista mediante este término de discriminación racial. Este término, ha vivido muy tranquilo en la discordia mexicana y no es, hasta el 2003 que es cuando se crea el CONAPRED y comenzamos a tener datos cuantitativos sobre la discriminación en México, sin embargo, es hasta el 2017 que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) añadió el tono de piel con relación a la movilidad social.

Hoy día ya sabemos que el racismo en México existe, pero ¿por qué molesta tanto que se discutan estos asuntos a niveles mediáticos? ¿Recuerdas el “¿Cómo vamos a ser racistas?”? Pero con respuesta como la del comediante político Chumel Torres donde se refirió al comentario de la activista Estefanía Veloz sobre el cómo la Fórmula 1 es un evento clasista y de pigmentocracia, y cito “le daba lo mismo la Fórmula 1, pero criticarla porque todos son güeritos o no haber ido es estar muy resentido. ¿Pigmentocracia? Pendejocracia es lo que estamos viviendo”

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Negar que existe algo no lo desaparece, disfrazarlo de resentimiento no es la clave para erradicar una construcción social discriminatoria que ha vivido en la cultura mexicana por más de 500 años desde que llegó la colonia española; según el historiador, antropólogo e historiador mexicano, Federico Navarrete el verdadero y nocivo poder de la pigmentocracia se trata de «naturalizar la desigualdad, hacer invisibles a los marginados y volverlos exterminables, convencernos de que lo que debería ser inaceptable es inevitable, acostumbrarnos a la inequidad»

Pero, ¿cómo logra la pigmentrocraica generar esta brecha de desigualdad? Lo podemos llegar a resolver gracias a estudios de OXFAM y el Colegio de México (COLMEX), las cifras indican que 26.4% de mexicanos con tonos de piel claro presenta estudios universitarios, a diferencia de un 7% de mexicanos con piel morena, entonces, la discusión no está en el discurso de “es que tengo a un amigo morenito que le va bien” se trata de un asunto estructural donde tu color de piel determina muchas condiciones y calidad de vida, podemos encontrar la violencia estructural.

Así mismo, la plataforma digital RacismoMX destaca que el 55.4% de la población en México es de tez morena clara, un 37.5% de tez morena oscura y un 2.5% de tez oscura, es decir, más de una tercera parte de la población en México es Morena y el claro ejemplo es que el 67% de los 300 líderes mexicanos es de tez clara, los concursos de belleza en México tienen a un 60% de ganadoras de tez clara, incluso, el mayor ejemplo de la aspiración mexicana de dejar de ser “prietito”, dejar la pobreza y alcanzar el éxito económico social, está en la TV y los medios de comunicación, donde un 70% de personas en comerciales, alcanza un 70% de tez blanca y ni hablar de los personajes en redes sociales conocidos como Influencers, comentarios como Bárbara de Regil “ay no que fea” cuando un filtro en Instagram le puso una tez morena nos recalca que México rechaza el clasismo y la discriminación desde el tono de piel. Y aquí el debate no debe ser si existe o no existe, sino, ¿qué estamos haciendo para eliminar el racismo sistemático? ¿Realmente estamos asumiendo la multitud y la diversidad de expresiones humanas que tenemos en el país para generar este cambio?

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Esta es la invitación, comencemos a ver el racismo desde nuestros comentarios y acciones, el racismo existe, hablar de él ocasionará un cambio, y cito “para que existan grandes transformaciones, tiene que haber una gran indignación social” porque el racismo no es un chistecito, no es humor negro. Es racismo, no hay más.

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