Por Lizette Ángeles
Tiempo de lectura: 3 minutos
Hay geometría en el zumbido de las cuerdas, hay música en el movimiento de las esferas
Pitágoras
La música es la lengua universal. A veces escuchamos canciones en otro idioma y aunque no entandamos lo que dice, podemos sentir lo que se nos quiere transmitir. Es parte esencial en nuestras vidas, además de los beneficios a nuestra salud, hablamos de que juega un papel importante en nuestra mente, emociones, cambia nuestro estado de ánimo, ayuda a reducir el estrés entre muchos beneficios más.
Pero ¿Te habías preguntado qué tan relacionada está la música con las matemáticas?
La relación entre ambas es muy antigua. En Grecia se proyectaron los primeros puntos de unión, específicamente por el filósofo y matemático Pitágoras, que logró interpretar el mundo físico en su totalidad en términos de números. Para Pitágoras, la percepción de la armonía musical estaba asociada con ciertas proporciones numéricas.

Esto porque estudió la sonoridad de varias cuerdas de mismo grosor y material, pero de longitudes distintas y se percató que las notas solo eran armónicas cuando la proporción de esta longitud se podía expresar con un número entero. Por ello los pitagóricos enfatizaron el rol que representan los números y la proporción en orden de entender el universo. Incluso Aristóteles y Platón creían en esta conexión e incluyeron a la música como un género de las matemáticas.
Podemos ver su estrecha relación en las siguientes formas:
Frecuencia del sonido
Como se menciona arriba, Pitágoras se dio cuenta que se pueden hacer diferentes sonidos con diferentes pesos o vibraciones. Esto produjo el descubrimiento de que el tono de una cuerda vibrando, ya sea de una guitarra, violín o piano, puede ser controlada por su longitud. Entre más pequeña sea la cuerda, más agudo será el tono y entre más larga, más grave será.

Patrones
Una de los grandes nexos entre ellos es que ambos utilizan patrones. La música tiene repetición de coros o secciones de canciones, en las matemáticas, los patrones son usados para explicar o predecir lo que no conocemos. Se puede estudiar la música desde distintas ramas de las matemáticas como geometría, cálculo, trigonometría, etc.
Lectura musical
Los números contenidos dentro de una partitura nos dan muchísima información de una pieza musical. El sistema de notación musical permite especificar 2 características importantes: la nota que se debe tocar y su duración. Una pulsación o tiempo es una serie de golpes regulares y el compás es el patrón de pulsaciones y se agrupan en 2, 3 y 4 tiempos.
Uno de los primeros símbolos que encontraremos es la indicación del compás. Los compases se indican con 2 números, básicamente una fracción. El número superior o numerador, nos indica la cantidad de pulsaciones o tiempos que tiene, mientras que el inferior o denominador indica la figura que será utilizada como unidad de tiempo.

A su vez la duración del sonido se expresa por medio de figuras musicales. La redonda dura 4 tiempos, la blanca 2 tiempos y la negra y tiempo. Cada redonda se divide en 2 blancas y cada blanca en 2 negras, podemos decir que cada figura tiene la mitad del valor o duración de la anterior.
Como podemos ver todas las notas y el resto de la música tienen una conexión numérica y es importante para los músicos entender el valor de estas “fracciones” y notas para poder contar y entender bien la música. Diversos estudios señalan que cuando los niños llevan un estudio en instrumentos musicales, tienen una puntuación más alta en tareas que miden el razonamiento espacio-tiempo, coordinación ojos-manos y aritmética. Parte de esto se explica con los puntos mencionados anteriormente. Por lo que se terminan desarrollando habilidad para ambas y cada vez que lo practican, fortalece también su conexión física y mental.

De igual forma se ha demostrado que quienes enlazan lo académico y la música y aprenden a la par, retienen mejor la información que aquellos que aprenden los mismos conceptos de forma verbal. Esto se debe a que, al momento de memorizar cifras, hechos, figuras o fórmulas, es más sencillo recordarlo al ponerle un ritmo o hacerlo una canción.
También se ha comprobado que poner música de fondo al hacer tarea o trabajar puede crear un alto grado de concentración y aprendizaje. La música con un ritmo lento puede crear un ambiente de enfoque que conlleva a una profunda concentración. Aunque suene desalentador, creer que la música tiene la fórmula secreta para aprender matemáticas, está muy alejado de la realidad. La música puede ayudar a acelerar el proceso de aprendizaje, pero eso no significa que te volverá un experto en ella.

Esta conexión entre ambas nos explica cómo Beethoven, uno de los compositores más reconocidos y aclamados, aun al ser sordo la mayor parte de su vida, logró conseguir tanta popularidad. La respuesta recae en el excelente entendimiento matemático que poseía con respecto a las notas de piano. En la famosa pieza llamada “Sonata Claro de Luna” las notas están agrupadas en triadas e incluyen un intervalo el cuál es geométrico. También podemos encontrar simetría y composición en Mozart, Bach, Haydn y Beethoven.
Después de todo las matemáticas son el arte de pensar y la música del arte sonoro. El matemático como el músico se encuentran entregados componiendo, resolviendo problemas o interpretando, sin siquiera pensar que ambos están dedicados a disciplinas que son modelo de lo abstracto. Todo esto nos lleva a pensar, ¿realmente las artes son menos que las ciencias o ambas se necesitan para existir? Lo que no podemos negar es la relación estrecha entre ambas para que hoy sean lo que son.
Interesante publicación , desarrolla el proceso de reflexión y razonamiento
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