El hombre lobo de fauna

Por Caleb Rojas

Tiempo de lectura: 6 minutos

El mundo natural es ahora un lugar muy diferente de lo que fue hace 10.000 años o incluso hace solo 10. Cada ecosistema natural del planeta ha sido alterado por la humanidad, algunos hasta el punto del colapso.

Numerosas especies se han extinguido prematuramente, los ciclos naturales hidrológicos y químicos se han visto alterados, se han perdido miles de millones de toneladas de suelos, se ha erosionado la diversidad genética e incluso el propio clima del planeta se ha alterado significativamente.

La población mundial actual oscila en los 6.000 millones de personas y las estimaciones más recientes indican que para el año 2025 será de 8.500 millones. Así, mientras la población crece en progresión geométrica, la producción de alimentos lo hace en progresión aritmética.

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Los momentos de crisis de subsistencia se resolverían gracias a las hambrunas, guerras y epidemias por las que disminuiría la población, sobre todo la perteneciente a los grupos más desfavorecidos. El hombre provoca modificaciones del medio de forma puntual.

A esto hay que sumar nuestra eficacia en la modificación del medio, resultado de nuestra condición de especie invasora, y nuestra voracidad que provoca que, para satisfacer nuestras necesidades, necesitemos entre cinco y seis planetas.

Desde nuestra aparición, nos hemos comportado como una especie que ha desplazado o eliminado directamente innumerables taxones de nuestro entorno; de hecho, nuestro éxito como especie radica de alguna manera, en esta condición de especie invasora por lo que, al menos potencialmente, nos podemos comportar como una catástrofe biológica susceptible de provocar una extinción masiva.

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Los cambios puntuales tienen nombre y apellidos y son muy variados. Algunos tienen que ver con la eliminación directa de las especies mismas, como la caza ilegal o el uso de venenos para la eliminación de “alimañas”, los atropellos, la utilización de productos fitosanitarios o insecticidas para aumentar la producción de los cultivos, etc.

Otros están relacionados con el medio en el que habitan, es decir su hábitat; algunos ejemplos son la fragmentación del medio natural producto de la construcción de infraestructuras, la construcción de presas o explotación de canteras, la eliminación directa por asfaltización o conversión en cultivos, la explotación maderera intensiva y piscícola, etc.

La eliminación de especies es el efecto más conocido y mejor estudiado y es uno de los que más impacta sobre nuestra huella en el planeta.

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Los primeros humanos pudieron contribuir de manera significativa a la extinción de varias especies de aves y mamíferos de gran tamaño y, quizás también, de otros grupos durante el Pleistoceno, según iban colonizando las diferentes grandes masas de tierra.

Hoy, ante una sociedad consumista, hedonista y con el pensamiento de lo inmediato con poca cultura científica, se sabe que el impacto humano puede explicar el 96% de todas las extinciones de especies de mamíferos de los últimos cien mil años, según un nuevo estudio publicado en Science Advances.

Durante los últimos 126 mil años ha habido un aumento de mil 600 veces las tasas de extinción de mamíferos, en comparación con los niveles naturales de extinción. El mundo perdió más de dos tercios de los vertebrados en menos de 50 años y las zonas tropicales de América Central y del Sur son las más afectadas con un desplome del 94%, según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

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La actividad humana que genera la sociedad de consumo degradó además tres cuartas partes de las tierras y el 40% de los océanos. En concreto, la deforestación y la expansión agrícola son claves para explicar la desaparición del 68% de los vertebrados entre 1970 y 2016, indica la edición 13 del Índice Planeta Vivo más reciente.

Los humanos prehistóricos ya tuvieron un impacto destructivo significativo en la biodiversidad, uno que fue incluso más destructivo que los cambios climáticos más grandes de la historia reciente de la Tierra, como la última edad de hielo.

Esto contradice las opiniones de algunos estudiosos, que creen que los fuertes cambios climáticos fueron la principal fuerza impulsora detrás de la mayoría de las extinciones de mamíferos prehistóricos.

Por el contrario, los nuevos hallazgos sugieren que en el pasado las especies de mamíferos eran resistentes, incluso a las fluctuaciones extremas del clima. Sin embargo, el cambio climático actual, junto con los hábitats fragmentados, la caza furtiva y otras amenazas relacionadas con los seres humanos, representan un gran riesgo para muchas especies.

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La tasa actual de extinción de mamíferos es probablemente el evento de extinción más grande desde el final de la era de los dinosaurios, según los investigadores Daniele Silvestro y Tobias Andermann, de la Universidad de Gotemburgo.

Utilizando simulaciones por computadora, predicen que estas tasas continuarán aumentando rápidamente, posiblemente llegando hasta 30.000 veces por encima del nivel natural para el año 2100. Esto es así si continúan las tendencias actuales en el comportamiento humano y la pérdida de biodiversidad.

A pesar de estas sombrías proyecciones, la tendencia aún puede cambiar. Podemos salvar cientos, si no miles de especies de la extinción con estrategias de conservación más específicas y eficientes. Pero para lograr esto, necesitamos aumentar nuestra conciencia colectiva sobre la inminente escalada de la crisis de la biodiversidad, al mismo tiempo tomar medidas para combatir esta emergencia global.

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¿Qué proponemos?:

1.Aprende sobre las especies amenazadas en tu área. Enséñale a tu familia y amigos sobre la flora y fauna que se encuentra cerca de ti. El primer paso para proteger especies en peligro es aprender cuán importantes e interesantes son.

2. Involúcrate tomando parte en acciones voluntarias en parques, zoológicos y refugios locales. Contribuye con asociaciones civiles.

3. Atraer insectos como abejas y mariposas ayuda a polinizar tus plantas: no las mates ni las alejes.

4. Herbicidas y pesticidas pueden ayudar a tu jardín a lucir bien pero son en realidad sustancias contaminantes nocivas para la vida silvestre.

5. Recicla y compra productos sustentables.

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6. Nunca compres productos derivados de especies amenazadas o en peligro de extinción.

7. Atacar, atrapar y mantener animales en cautiverio es ilegal y puede llevarlas a su extinción. No tomes parte en estas actividades y denúncialas a las autoridades pertinentes en tu área.

8. Evita la deforestación de bosques.

9. Evita la contaminación de los recursos naturales que visites o tengas acceso.

10. Restaura los ecosistemas: plantando árboles nativos, restaurando las tierras pantanosas o limpiando playas, calles o parques de tu localidad.

El tiempo apremia. Con cada especie perdida, perdemos irreversiblemente una parte única de la historia natural de la Tierra. Tenemos el deber moral de coexistir con la vida en el planeta, pero ahora también se tienen en cuenta los impactos en nuestra sociedad, nuestra economía y desde luego, nuestra salud.

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